un tiempo propio
Semana Santa tradición renovada
Los más jóvenes han mantenido las antiguas hermandades y también han revitalizado antiguas cofradías
De aranceles y universidades
El debate era necesario

Ya estamos sumidos en las manifestaciones de la Semana Santa. Si el tiempo nos respeta, todas las cofradías de Castilla y León sacará a la calle sus valiosas y artísticas tallas. Cada rincón de esta tierra se convertirá momentáneamente en un museo al aire libre, ... donde se combinarán en una síntesis perfecta arte, devoción, emoción, color, sonidos y sabores. En un espacio muy reducido se vivirán muchos acontecimientos. Unos se verán, otros quedarán en el interior de los que participan de la procesión. Las procesiones discurren por unos escenarios únicos como son las calles de las ciudades y pueblos de Castilla y León. Las cofradías realizan sus recorridos por lugares que siglos atrás otros mismos cofrades hollaron para revivir la Pasión de Cristo y mantener las tradiciones. La belleza y calidad de la Semana Santa de Castilla y León es reconocida internacionalmente y cada año se logra nuevas distinciones. Lo cual es una muestra de la vitalidad y de la capacidad de renovación de las hermandades de esta Comunidad.
Una vitalidad que atrae a las nuevas generaciones. Hace unos lustros parecía que las hermandades podían desaparecer, porque los más jóvenes no participarían de algo que emocionaba a los mayores. Todo lo contrario. Los más jóvenes han mantenido las antiguas hermandades y también han revitalizado antiguas cofradías. La Semana Santa es en Castilla y León una muestra de cómo se conservan las tradiciones y cómo éstas pueden adaptarse a los nuevos tiempos para perdurar y llenar de vida, arte, emoción y espiritualidad nuestras calles y plazas.
Además, no hay que olvidarlo, la Semana Santa es un activo económico para Castilla y León. Las tradiciones constituyen un aliciente para los visitantes. La mezcla de las manifestaciones religiosas con el arte, la cultura la naturaleza y la gastronomía de la región, atrae cada año las visitas de turistas españoles y extranjeros. No es raro escuchar en medio de una procesión otras lenguas y escuchar acentos de diferentes lugares de España.
La oferta turística de Castilla y León es inigualable. No hay playas, pero existen unos paisajes, unas montañas, unos ríos y una historia que se toca en los monumentos de las ciudades, de cientos de pueblos y de los caminos que vertebran la Comunidad. Esta tierra tiene una densidad de arte y cultura muy superior a cualquier otra región española y europea. Desde hace años se está orientando el turismo hacia esta oferta que marca una diferencia clara con otras comunidades. Castilla y León es reconocida por haber sabido combinar de forma muy equilibrada el pasado con el presente proyectándolo hacia el futuro. Se ha conseguido presentificar la historia y visualizar el futuro desde un presente que lo construimos entre todos día a día. Esta forma original de medir el tiempo es propia de una comunidad en la que lo importante es conservar para compartir lo que tenemos, mejorar lo que nos han legado y delinear un futuro que sea mejor para las generaciones venideras.
Finalmente, no se puede olvidar la dimensión espiritual de la Semana Santa. A lo largo estos días he podido conocer el contenido de algunos pregones que son una invitación a vivir la Semana de Pasión con intensidad, a considerar la fugacidad de la vida y la dimensión trascendente del ser humano. Una llamada a ser más generosos en todas nuestras manifestaciones y vivir la fraternidad con los que nos rodean. Un tiempo en definitiva para reflexionar sobre el fundamento y el destino del ser humano que es siempre fruto de una tradición que se renueva constantemente.
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