Se ha realizado en alabastro y la ceremonia reunió a numerosos fieles que quisieron participar en el acto
Cintruénigo consagró el pasado domingo el nuevo altar con el que cuenta la capilla de la comunidad de las Clarisas Franciscanas en el convento de clausura denominado monasterio del Santísimo Nombre de Jesús, ubicado en la calle Barón de la Torre de la ciudad.
Numerosos fieles quisieron presenciar la ceremonia, que estuvo oficiada por el párroco y capellán del monasterio, Bibiano Esparza, y por Joaquín Guarás, superior de los Pasionistas de Corella y capellán de la residencia de ancianos. Esparza ostentaba la representación del arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, quien delegó expresamente en él la consagración.
El párroco señaló con los santos óleos las cinco zonas del altar que recordaban a las llagas de Cristo. Posteriormente, se procedió a ornamentar el nuevo altar de la citada capilla.
Antes de que finalizase la ceremonia, bendijo la imagen del franciscano San Pío Pietelchrina, fallecido en 1968 y que fue uno de los últimos santos canonizados por el Papa Juan Pablo II. Su imagen se colocó sobre una peana en una de las naves del templo.
La ceremonia estuvo armonizada por el coro parroquial San Juan Bautista, que fue dirigido por Rita García Alvero. Interpretó la misa de Perossi, acompañado al órgano por Miguel Ángel Navascués.
El altar
Antiguamente, en el lugar del altar del monasterio existían unas pinturas murales que se hicieron coincidiendo con la construcción de la de la capilla, en la década de los 50, y que representaban alegóricamente la Crucifixión de Jesús. Se trataba de una decoración vanguardista para su época.
En la actualidad, ante las mismas se ha colocado un altar realizado en alabastro y que ha sido elaborado por una empresa de la localidad. Paralelamente, también se ha instalado parqué en todo el suelo del presbiterio, así como en los peldaños del mismo.
El convento, que posteriormente fue ampliado, se construyó en 1939. Las primeras religiosas, que siempre han tenido carácter contemplativo, además del culto organizaron su vida en torno a la huerta del monasterio y una pequeña granja avícola existente en el recinto.
La comunidad atravesó momentos prósperos por las numerosas vocaciones, pero en la actualidad sólo viven en Cintruénigo cinco religiosas. Su superiora es la cirbonera María de Jesús Solana Martínez.
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